Hola amigos, aquí os de otro párrafo de mi nueva novela «1589 La contra armada inglesa», que el día 5 de diciembre presentaré.
–¿Cómo que hemos perdido trescientos hombres? –gritaba enfurecido John Norreys, antes del alba, en su tienda de la playa.
–Salieron por la noche y nos hicieron una encamisada –dijo, atemorizado por los gritos, su hermano Edward.
–Una encamisada, una encamisada… –repetía con los ojos hinchados por la rabia–¿Y qué hacía la guardia? ¿dormir? –gritó con violencia.
La verdad es que la disciplina no era muy efectiva entre aquellos ladrones y asesinos –aclaró con una sonrisa el viejo Urzi–, preocupados más por lo que podían robar que de obedecer a sus superiores. Durante unos instantes la furia pareció salirle por la boca, acompañada de espumarajos, a la vez que los ojos se le hinchaban como globos.
–Llama a los capitanes –ordenó John Norreys a su hermano.
Cinco minutos después unas veinte personas abarrotaban la tienda del mariscal.
–Ha llegado la hora de atacar las murallas –dijo con decisión y cólera–. No podemos esperar más, ni que nos vayan matando como a corderos. Por lo que –añadió con cierto arrebato– vamos a atacar y a doblegar a esos coruñeses, y luego pasaremos a todos a cuchillo, nadie se burla de John Norreys. ¡Coronel Break! –exclamó para que este le atendiera–, su regimiento atacará por esta zona la muralla. Vos –dijo dirigiéndose al coronel Hirsch–, vuestro regimiento atacará por esta zona. Y una cosa quiero decir, a la menor desobediencia, indisciplina o cobardía, la pena será la muerte –acabó diciendo con un gesto sombrío en el rostro.
Hasta el próximo día.
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